A veces me pongo a recordar, como visitando un álbum que emociona hojearlo, mirando cada imagen que contiene una esencia, un tiempo específico que me muestran el ser humano que fui, lo que he cambiado, lo que quizá podré ser, en lo que me voy construyendo día a día. Esos recuerdos que son parte innegable de mí.
Es cierto, existen recuerdos que no son del todo gratos –¿qué vida no los tiene?–, por ejemplo, la muerte de seres queridos que van dejando vacías las sillas de los encuentros, que van dejándonos en el camino un tanto solos sin su presencia.
También algunos finales de amistades, de relaciones amorosas, no siempre son fáciles de llevar. La decepción, el coraje, el dolor, la frustración y la impotencia que quedan, parece que lo van a consumir todo. El llanto aparece, las ganas de salir corriendo, la cajetilla de cigarrillos se agota más rápido y no dejas de hablar o escribir de esa persona. Te cansas y cansas a otros, y dejas de hablar y sigue doliendo. Los días siguen pasando, hasta que un día va desapareciendo y a ratos te preguntas: ¿de qué sirvió que estuviera esa persona en tu vida?
Sí. Muchas veces quisieras desaparecer esos recuerdos de tu mente, borrarlos completamente para no sufrir más. Despertarte un día sin haberlos vivido, como si fueras un ser nuevo, ajeno, y poder seguir sin ese dolor, sin esa marca en el corazón, sin ese hueco que parece insuperable, sin esas patologías y manías en las que solemos caer, sin tantas palabras que lastiman en los finales, sin tantas preguntas que nos bombardean.
En eso pensaba cuando volví a ver una película maravillosa: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Eternal Sunshine Of The Spotless Mind). Una película muy original que cuenta la historia de Clementine, interpretada magistralmente por la extraordinaria actriz británica Kate Winslet, y su compañero Joel, el no menos sorprendente Jim Carrey, que han decidido borrarse mutuamente de su mente, porque lo que en un principio parecía la relación más esperada, al cabo de unos cuántos años se convirtió en algo desastroso hiriente y despreciable. Al borrarse de sus mentes ese amor que existió, se borra también los buenos momentos, la felicidad construida, los sueños cumplidos, así como esa apatía que llegó y ese dolor de la ruptura. Vuelven a comenzar sus vidas sin nada de ellos, para volverse a reencontrar. La magia estaba, sólo que se perdió en la bruma de lo cotidiano, de lo no dicho, de lo no hecho.
Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, cuestiona el borrar lo que duele, lo que marque y deje huellas en esta vida en la que se debe viajar liviano, sin ataduras, sin visiones. En estos tiempos rápidos, ajetreados, donde no cabe más, sólo el hoy, para pretender que en el presente corto quepa la eternidad.
Minuto a minuto esta película va retratando las emociones que surgen en los personajes, esas que a veces queremos evadir en la vida cotidiana, esas que humanizan y que pareciera más importante dejarlas atrás porque sentirlas y escucharlas nos debilitan. Pero te das cuenta, irremediablemente, que olvidar permite continuar pero sin aprender nada, sin llevar nada contigo, evadiendo los acontecimientos de la vida, tanto lo bello como lo no tan bello.
Cada quien será quien le dé forma a sus recuerdos y la forma de llevarlos. Lo que sé es que ignorar lo que se siente no sirve de nada. Sólo posterga lo inevitable, sólo lastima más a la larga y acumula las deudas emocionales. Borrar la historia nos deja desnudos, no nos permite encontrarnos con nuestra esencia más profunda. Así como tampoco sirve aferrarse a ellos. El pasado es algo que ya está escrito, hecho, y no podrá ser cambiando. El presente es el tiempo que nos toca para revertir los errores y para crear cosas nuevas, para ir delineando ese tiempo, también incierto, que es el futuro.
Las Constelaciones Familiares y la Terapia Breve Estratégica, permiten revisitar ese pasado para mirarlo y reconocerlo desde nuevas perspectivas, posibilitan poder drenar lo que duele y tomar todo lo vivido, enriquecer la existencia, dejando el pasado atrás, y mirando a nuevas direcciones. Tomando la fuerza de la historia, reconociendo lo que somos, porque lo que más evitamos, mas repetimos.
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Luis Miguel Tapia Bernal
Terapeuta en Constelaciones Familiares. Máster en Terapia Breve Estratégica. Autor de "Las intermitencias del amor".