La clínica psicoanalítica no es una práctica teórica o una técnica inmutable y con pasos numerados, por el contrario, la clínica en psicoanálisis se caracteriza por la escucha y por el valor que da a la diferencia. Es una escucha que da pie y sostiene el dolor, el sufrimiento y aquello único que cada uno tiene que comunicar.
El psicoanálisis invita, lleva, insta a no esconder el dolor, por el contrario, busca que éste pueda ser expresado, puesto en la palabra y a través de esta dar sentido a la vivencia, al recorrido de cada uno y a la subjetividad que habla desde el síntoma.
El amor ha sido el tema constante a lo largo de la vida de la humanidad, se ha hablado y cuestionado tantas veces del tema como humanos han pasado por la vida, se ha hablado del amor y del desamor, se ha planteado al mismo como motor de la conducta también como el más puro y noble de los sentimientos, lo que es un hecho es que el amor como tema ha sido y seguirá siendo tan cotidiano como enigmático en la vida del individuo. Como la canción narra: “Hay amores que se esfuman con los años, hay amores que su llama sigue viva… Hay amores que se siembran y florecen, hay amores que terminan en sequía, los que traen desengaños en la vida. Hay amores que nos llevan al abismo, hay amores que jamás se nos olvidan…” Gloria Estefan.
Lacan dice que “El amor es dar lo que no se tiene a quien no es” y,
“Se puede amar a alguien no sólo por aquello que tiene, sino, literalmente por aquello de lo que carece”, estas frases me resonaron muchísimo al leer las historias que el autor nos comparte, pues pude ver como desde eso que nos falta nos arrojamos a la experiencia del amor, de la pareja, siempre con el deseo interminable de encontrar justo aquello que creemos necesario, justo aquello que creemos correcto para nuestra vida.
Fromm en el “Arte de amar” nos dice: “La capacidad de amar depende de la propia capacidad para superar el narcisismo y la fijación incestuosa a la madre y al clan; depende de nuestra capacidad de crecer, de desarrollar una orientación productiva en nuestra relación con el mundo y con nosotros mismos. Tal proceso de emergencia, de nacimiento, de despertar, necesita de una cualidad como condición necesaria: Fe. La práctica del arte de amar requiere la práctica de la fe”.
Alberoni se pregunta. ¿Qué es el amor? Y comenta: El amor “son dos personas, en un momento dado de su vida, comienzan una mutación, se vuelven disponibles para distanciarse de sus anteriores objetos de amor, de sus vínculos precedentes, para dar origen a una nueva comunidad. Entonces entran en el estado naciente, un estado fluido y creativo, en el que se reconocen recíprocamente y tienden a la fusión. De este modo constituyen un nosotros.”
Lacan dice que el análisis trata del amor, en este sentido el libro de Luis Miguel Tapia Bernal nos lleva por un amplio recorrido de vidas e historias que nos acercan a la experiencia amorosa, a los amantes, a los amores inconclusos y al amor como motor de la vida.
Luis Miguel nos habla de forma tan cercana, con tal elocuencia que nos transporta a esos lugares íntimos donde cada uno de los protagonistas narra su historia, su sentir, donde podemos ver la subjetividad a flor de piel. Con su narración nos transporta a diferentes escenarios donde la experiencia subjetiva hace gala en un rico crisol de posibilidades, el autor nos lleva por un viaje emocional donde el sentir es inevitable, donde nos toca profundamente a través aquello que los protagonistas van viviendo, reflexionando y decidiendo.
Es así como podemos acompañar a una mujer saltando al vacío de lo desconocido tomando decisiones trascendentales en su vida, a un hombre escribiendo una carta de desahogo a quien fuera su pareja de años después de tantos años más de no expresarse, a alguien más emprendiendo la aventura de perder el miedo que lo paralizaba y aventarse a la aventura de su vida. Con gran generosidad y claridad el autor nos va llevando de la mano a ver aquello que está detrás de cada historia, nos lleva a reflexionar en la vida y sus distintas formas de vivirla, así como pensar en el amor y las múltiples formas que va tomando a lo largo de la vida.
Tapia Bernal nos narra en el libro historias de manera tan justa y cercana que es posible ver frente a nosotros a sus protagonistas, imaginarlos justo frente a nosotros o incluso en nuestros divanes. ¿Cuántas de estas historias que nos narra no nos tocaron profundamente ya sea por algo vivido en carne propia o por algo escuchado en la clínica?
Por otro lado, Luis Miguel tiene el gran acierto de no intentar maquillar las historias con finales felices, con príncipes y princesas que se encuentran y viven felices para siempre, no, él por el contrario nos muestra la humanidad que hay detrás de cada relato y de cómo la vida se da así: sin ser perfecta, sin ser siempre congruente, justa, llena de certezas, el libro nos muestra como la vida es un camino sinuoso que necesariamente hay que transitar para dejar de flotar y poder decir que se está viviendo.
“Intermitencias del amor” nos deja, también, ver la fuerza que yace en quien quiere algo diferente para sí, alguien que desea libertad, que desea amar y amarse de manera distinta a cómo fue enseñado, en este sentido me parece un libro profundamente humano y esperanzador donde podemos encontrarnos en las historias relatadas, así como encontrar a través de estas la fuerza para salir de aquello que nos encierra o limita a vivir de una manera diferente. Nos regala diferentes espejos donde podemos vernos reflejados y con ello encontrar múltiples posibilidades de probar caminos diferentes.
El libro de Luis Miguel me hizo pensar en la importancia de la palabra, del poner nombre a lo que se siente, a lo que se vive, a la importancia de poder finalmente decir aquello que ha sido callado, que no se ha podido hablar, porque es eso no hablado no nombrado lo que después se transforma en el síntoma. Claro es que no siempre la palabra alcanza para explicar la vida y lo que se va viviendo, diría Lara Lizenberg “No todo de la verdad se puede ficcionar”, sin embargo, para aquello que la palabra sí alcanza el acto de ir articulando, por medio de las palabras, lo vivido da salida a algo de la experiencia humana. De ahí que el poder contarnos una historia sobre lo que nos sucede (o de lo que creemos saber que nos sucede) y poder contársela a alguien más, tal como sucede en un análisis, ayuda a crear nuestras historias y poder acomodarlas dentro de la psique, creo que es ahí cuando al poder narrarnos también se da la posibilidad de encontrarnos o dicho de otra manera dar cabida al devenir sujetos.
Recordemos que para el psicoanálisis la historia que se cuenta no es lo que sucedió sino aquello que recuerdo y que creo que sucedió. De ahí que lo que cada uno se cuenta va formando su subjetividad y su experiencia.
Es también a través de esas historias narradas que podemos desentrañar, o quizás mejor aún generar más preguntas con respecto al cuestionamiento ¿qué es la vida?, ¿qué es el amor?, preguntas que nos llevan a infinitas posibilidades de respuesta y que han estado por siempre en las disertaciones del humano siendo tema de mitos, películas, debates, canciones, poemas… Tal como podemos ver en “El Banquete” de Platón donde se da un debate filosófico sobre el amor, donde en dicho debate encontramos un Agatón que refiere que “Desde hace mucho tiempo, el amor es parte de los hombres. Hace que los seres originales se reencuentren e intenta hacer que los dos vuelvan a ser uno para así sanar la naturaleza humana”.
“Las intermitencias del amor” también me hizo reflexionar acerca de los vínculos y en la importancia que estos tienen en la vida y desarrollo del individuo, para ello a colación y muy ad hoc aquella frase que dice “Lo que sana es el vínculo” frase tan cierta como vigente, la podemos ver en el consultorio, en nuestra propia clínica, así como en el desarrollo de las relaciones en nuestra vida.
En este sentido, el psicoanálisis, la persona del psicoanalista, a través de su escucha da cabida a todo tipo de relatos donde el sujeto va encontrándose, donde va relatándose…, y al ir relatándose va viviéndose, ¡es por ello por lo que la práctica psicoanalítica es tierra fértil para que el individuo se escuche y promueva su devenir sujeto no sin la sorpresa y espontaneidad que esto conlleva! Tal como diría J. Lacan “Ser psicoanalista es, sencillamente, abrir los ojos ante la evidencia de que nada es más disparatado que la realidad humana”.
Para finalizar, confirmo a lo largo de la lectura del libro de Luis Miguel Tapia Bernal que el seguir contando historias continúa siendo vigente para conocer diferentes miradas, así como para poder adentrarnos en aquello que es intrínseco del humano, en aquello que nos hace humanos, que nos acerca a mirar otras vidas, otras formas y con ello a pensarnos en ellas. Creo que “Las intermitencias del amor” se convertirá en un referente para quienes desean encontrar mas opciones, saberse no únicos ni solos ante su sufrimiento ni ante las luchas cotidianas que ofrece esta experiencia llamada vida. De igual forma creo que se convertirá en un texto que aporte esperanza al lector al arrojar luz sobre la fuerza que vive dentro de cada uno de nosotros.
Karla Macias Lozano
Maestra en clínica psicoanalitica, Psicoanalista, Psicoterapeuta de adolescentes y adultos, Terapeuta de la comunidad LGBTIQ, Especialista en el trabajo de codependencia.