La necesidad de atención en las Redes Sociales

La necesidad de atención en las Redes Sociales

Las redes sociales están cambiando al mundo, y con ellas, la forma en que nos estamos relacionando con los otros y con nosotros mismos. En pocos años se ha creado la estimulante sensación de estar conectados a un abanico inimaginable de posibilidades para encontrar pareja, reencontrarse con amigos, burlarse del otro, espirar vidas ajenas, salvar al mundo firmando acciones o siendo un personaje que esconda lo que cada uno es.

Tomarse fotos hasta el cansancio, es una de las actividades más socorridas y necesarias. Siempre con el mismo ángulo, el que ya está estudiado, el que mejora tu apariencia, la cual todavía hay que retocar con filtros o incluso programas que modifican el color o el tamaño. Se olvidan que la vida real no se puede photoshopear lo que uno es. Pero no importa, en las redes sociales se expone, se esconde y se filtra la vida.

Si las fotos van acompañadas de frases inspiradoras, es mejor. No son lo más importante, pero ayuda a mandar mensajes de apariencia. Casi siempre es la misma frase que se replica una y otra vez, sin saber quién la dijo pero haciéndola pasar como propia, para sonar interesante, sensible, espiritual, aunque la foto sea un primer plano del trasero. No es mojigatería, qué más da, hace años que la pornografía permitió exponer los cuerpos y el sexo. Más bien es la ambivalencia y la incongruencia de los mensajes.

Teniendo más acceso a la información, es muy fácil caer en ridículos. Ahora cualquiera se convierte en especialista por leer algo en la red. Se opina sin mesura sobre cualquier tema, aunque la ignorancia quede revelada. Se comparte contenido sin verificar su veracidad y se extienden temores que crean dudas infundadas. Se defienden las causas de moda, aunque después de un tiempo nadie las recuerde.

En estos días, los chismes del momento duran horas. Algunos un poco más. La fama y la autoestima se mide por likes o por el número de comentarios. Para obtener más, no importa si se pasa sobre la dignidad propia o se ridiculiza a otros. Hay que exponerse. No importa el contenido, importa el impacto que causa. No importa la calidad, importa a cuántos llegas. Todo debe ser rápido. Son segundos lo que se tiene para atrapar la atención de alguien y entre menos cueste pensar, mejor.

Se ha vuelto cada vez más común hacer transmisiones en vivo para compartirlo todo. Dando la engañosa sensación de ser un personaje público que causa interés.  A diario se publican millones de videos sin sentido, con risas forzadas, muecas exageradas, poses evidentes o disfraces de una economía estable inexistente. Todo puede ser expuesto. Desde cómo se hace un maquillaje aún sin ser expertos, hasta las discusiones, los momentos de aburrimientos o los conciertos a los que se asiste, donde el cantante es lo menos importante, porque hay que mostrarle al mundo que estás ahí, dándole la espalda al que vas a ver, para tú ser mirado, para que noten que eres feliz y tienes una gran vida. El más osado, gana más seguidores.

Hoy los amigos salen para estar juntos, platicando poco y sin mirarse porque constantemente hay que mirar el móvil, subir la foto, anunciar la entrada al cine, mandar fotos de la comida, y después estar al pendiente de las reacciones que se generan. No se suelta el móvil por temor a perderse algo importante.

Cada vez es más habitual el uso de las redes sociales específicas para conocer pareja, como si fueran un menú a la carta. Se usan mientras se está en el baño o aburrido sin hacer nada. Así son las historias de hoy, empiezan con el aburrimiento y se buscan para calmar la monotonía de una vida sin grandes esperanzas. De ahí surge la necesidad de las grandes historias, las que cada uno no es capaz de crear.

Ahora el amor se mide por fotos en las que aparezcan juntos. La confianza se mide intercambiando contraseñas. El compromiso se mide borrando a los amigos incómodos y bloqueando a las exparejas. Se ha vuelto fundamental el tener mensajes públicos del otro, que cumplen la función del perro marcando su territorio. Un like de más a un perfil que suene sospechoso de coquetería (in)voluntaria, puede ser causal de discusiones apocalípticas y desencadenar finales trágicos. Hoy la vida del otro se conoce a través de revisar sus publicaciones, no por sus pláticas, sus acciones o lo que produce. Se está atrofiando la capacidad de percibir al otro, de sentir y aprender a manejar la intimidad.

La privacidad cada vez existe menos. No importa el pudor, ni el respeto, ni la responsabilidad. Cualquiera puede agredir, opinar, reprochar y esconderse. Mandado indirectas o jugando a no poder responder tantas felicitaciones por el cumpleaños, mismo que casi nadie recuerda, pero la red social en cuestión le recuerda a todo aquel que te sigue, que hoy es tu cumpleaños y por ello te felicitan.

Ya nadie quiere leer. Los artículos se piden cortos, la gente no quiere entretenerse de más, no quiere pensar, por el contrario, quiere sentir algo pasajero y desecharlo. Se huye de lo que confronta con uno mismo y se busca que una frase cambie la vida. Los problemas se comparten en las redes y la conmiseración ajena se ve como un consuelo momentáneo. El trabajo personal se evita o se posterga y se pierde la responsabilidad de cambiar la vida y de tomar las riendas.

No cabe duda, las redes sociales están cambiando al mundo pero ¿para bien, para algo mejor?

También puedes leer: La soledad en las redes sociales

Luis Miguel Tapia Bernal

Terapeuta en Constelaciones Familiares. Máster en Terapia Breve Estratégica. Autor de "Las intermitencias del amor".

Artículos Relacionados

Mi Facebook falso

Con los años, las historias fluyen en un multiverso de lo que realmente sucedió, lo que narraste, lo que entendieron las personas que en realidad te escucharon, y aquello que ahora recuerdan. Cuando una persona...

Leer más

Comentarios (2)

  • Erika

    Claro, todo lo anterior muy lógico… Y tan frecuente… Pero depende quien esté detrás de cada perfil… Las redes sociales pueden ser usadas para movilizar causas sociales, para establecer contacto con grupos de personas afines, para distribuir información útil, importante, inspiradora. Y claro son solo un vehículo… El problema es cuando se vuelven el centro de nuestras dinámicas sociales…

    • Mauro Corona

      Estoy de acuerdo contigo, pero siendo así debemos entender que en un mundo.com estamos repitiendo la historia, ahora estamos creando Dioses nuevos con seguidores cubiertos de lana, la calidad de los usuarios (seguidores) que cada DigiDeidad tiene, en sus nuevos templos virtuales, refleja la calidad de Deidad nueva que puedes ser. Al final de cuentas esto no es nuevo, la masa es masa y el que puede amasarla se convierte en la costra crujiente de este pan que siempre termina por hecharse a perder.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.